lunes, 26 de septiembre de 2011

OLVIDO





martes, 20 de septiembre de 2011

CINCO HORAS EN ATOCHA

Ese es el número de horas que pasé el día 31 de Agosto en esa estación,esperando un tren para volver de mis vacaciones.
Cabía la posibilidad de que algún conocido pudiera comer conmigo,pero al final no pudo ser.
Esperar tantas horas,sola, no hubiera sido tan frustrante si no hubiera tenido tantos problemas para que me ayudaran.
Todo empezó en el tren Huelva-Madrid; le dije al interventor que al llegar,necesitaria ayuda; apuntó el número de mi asiento y me dijo que también se lo dijera al interventor que subía en Córdoba, cosa que hice.
Al llegar a Madrid, permanecí sentada en mi asiento, tal y como habían dicho por megafonía -LOS VIAJEROS QUE NECESITEN AYUDA,PERMANEZCAN EN SU ASIENTO HASTA QUE LLEGUE UN OPERARIO DE ATENDO.
Pasaron unos diez minutos el vagón quedó vacío y no vino nadie.
Como pude, bajé al anden, la gente se iba marchando,veía pasar operarios de ATENDO les preguntaba,pero nadie venía a por mi.
Al verme tan apurada,dos trabajadoras de RENFE, me ayudaron, tuvieron que pedirme una silla de ruedas, llevaba 45 minutos de pie en aquel anden y no podía caminar.
Me llevaron a la oficina de atención al cliente,en la que pasé sentada otros 45 minutos, a la espera de que vinieran a buscarme con una silla y me llevaran a otro lugar donde pudiera esperar mas cómodamente, la silla no llegó, y allí estaba yo dándome cuenta de que en tres años con la enfermedad diagnosticada era el día en el que realmente asumí que era una discapacitada que sin ayuda no podía hacer aquel viaje sola, viaje que había hecho tantas veces.
Cogí mi maleta,estuve tomando algo en una terraza durante dos horas,pude ir al cuarto de baño gracias a la camarera que me guardo el equipaje durante un rato.
Me cansé de estar allí y salí a la calle por un lateral donde había una escalera;allí podía fumar y fumar, mientras observaba a la gente que muy acelerada,salía y entraban de la estación.
Cuando se acercaba la hora de salida de mi tren, me acerqué otra vez a la oficina de atención al público tuve mi silla para llegar al tren y a alguien que me llevó y colocó mi maleta.
Todo esto no hubiera ocurrido si el primer interventor con el que hablé hubiera dado bien mis datos a los responsables de la estación.
Sabía que podía tener ayuda como en el viaje de ida, pero no fue del todo así y la impotencia fue grande.
Tenía que contarlo, hasta hoy no había podido hacerlo; y hoy pudo decir que fue el peor viaje de mi vida.

sábado, 3 de septiembre de 2011

SOMBRAS EN CASA DE JOSE MANUEL




COMETE A LA JUSTICIA!!!




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